Todo comenzó el pasado viernes 10 de febrero cuando Luis Lazarte de Argentina perdió por nocaut en el decimo round ante el filipino Johnriel Casimero, el combate tenia en juego el titulo interino supermosca de la FIB, en la pelea hubo de todo, golpes bajos, cabezazos, mordidas, conteos de protección incompletos, pero nada de eso es algo comparado con lo reservado para el final de la pelea que fue disputada en el club Once Unidos de Mar del Plata, Argentina.
Apenas comenzaba el festejo de Casimero cuando empezaron a volar sillas, botellas y todo tipo de proyectiles al ring, acto seguido fue la invasión al cuadrilátero por parte de varios violentos espectadores, entre ellos gente del sindicato de camioneros, que agredieron a los ayudantes y al propio peleador filipino, la agresión contra ellos continuo abajo del ring mientras intentaban huir y refugiarse de la agresión, la seguridad fue insuficiente para detener a la enfurecida muchedumbre, que golpeo brutalmente y ocasiono múltiples fracturas a los integrantes del equipo de Casimero.
Lo acontecido esa noche fue un autentico papelón, tal vez el peor escándalo en la historia del boxeo Argentino todo esto gracias a una manada de bestias dedicadas a atacar, amenazar y destruir, que confunden apoyo con violencia, son estos pseudoaficionados los que han terminado por sepultar lo poco que le quedaba a la carrera de Lazarte, vergüenza total por donde se vea.
Las consecuencias del escándalo no se han hecho esperar, Luis Lazarte ha sido suspendido de por vida por parte de la FIB, ni siquiera podrá entrar como aficionado a una arena donde se dispute algún combate avalado por el organismo, la Federación Argentina de Boxeo FAB fue benévola con el púgil al darle solo una “suspensión preventiva”, mientras tanto Lazarte mismo anuncio su retiro del pugilismo, es lo mínimo que debía hacer después de propiciar la noche más negra del boxeo Argentino.
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